sábado, 3 de agosto de 2019

ORÍGENES PATERNOS





La idea fue de mi hija: mamá, ¿qué te parece si vamos un par de días al pueblo del abuelo para que Sergio conozca de dónde procedemos y dónde nació su bisabuelo? Llamé a una prima hermana que tiene casa allí y gracias a su generosidad y la de su hermano, allí nos presentamos el pasado miércoles.

Campillo de Dueñas, del  Señorío de Molina de Aragón, casi ya  de Teruel, pero pertenece a Guadalajara.

Con su impresionante Iglesia, en tiempos se conocía como “el pueblo de los curas”, su Vega con el Castillo de Zafra muy conocido últimamente porque se grabaron capítulos de una serie que no he visto pero que ha tenido mucha repercusión, juego de tronos (actual, muy actual), su Laguna y ese fresquito nocturno enviadiable, pero sobre todo entras y la vida se transforma, pasas a modo desconexión, real de wifi y teléfono e interior,  llegan los muchos recuerdos de niñez.








Muchos veranos los pasé allí con el tío Tomás y la tía Ramona, tengo mis motes propios y ganados a pulso: “rompe botijos y atropella tractores” y en estos días me he reencontrado con personas mayores que yo que recordaban a mi padre,  contaban sus historias que escuchaba embelesada y me han reconciliado un poco más con él.

La tía María, prima hermana de mi padre, aún vive y está a punto de cumplir 103 años, esta vez no la he podido ver como hace 2 años que acudí a un entierro, pelando sus judías verdes, siempre me daba leche  condensada (lujo en aquellos años).

Y como eran 10 hermanos y éramos y somos muchos primos, cuando nos juntábamos,  la organización "tipo cuartel" de la que se encargaba una tía soltera, otra tía María, que amenazaba mucho con la zapatilla, pero que no la empleaba para “darnos”.

Aprendí con mi padre a distinguir la Osa Mayor y Menor, la Estrella Polar y contemplar tumbada en el suelo, miles de estrellas, impresionante y sencillo espectáculo.

Me hay faltado un día para no salir del pueblo, porque tenían que ver  mi hija y nieto también algunos alrededores preciosos, como la Virgen de la Hoz, el campo de lavanda de la Yunta, lo antes nombrado y la Virgen de la Antigua , Patrona del lugar.




Mi nieto llevó mal y no entendía como no había wifi, pero tiró piedras a la laguna haciendo la ranita, un campeón y en un punto de la carretera ,antes de llegar a Campillo, un “eco” que fue de lo último que se despidió ayer cuando volvíamos.



Estaba pendiente de una noticia que supe el jueves y me llenó de alegría y que solo podía ver/ escuchar cuando iniciábamos la ruta del día, lo demás no lo leía.

Muchos momentos de melancolía, recuerdos y alegría, necesarios para ese viaje al interior del ¿alma?.

Y de vuelta a la supuesta  zona de confort, agradezco a mi hija y a mi nieto (se me cae la baba literalmente, los abuelos lo comprenderán) por estos días y por supuesto a Mitos y Marcelino, mis primos por su acogida y hacernos sentir como en casa.










 Lo que uno ama en la infancia se queda en el corazón para siempre (Jean-Jacques Rousseau)



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