No me siento de este mundo y sé que mi estado
mental es adecuado y está incluso controlado y que nos ocurre a muchas personas del
conocido planeta tierra.
Recién cumplidos los 59 años y con casi 40
años de profesión y vida laboral en la espalda y en el alma, ya ni me
corresponde una evaluación de las dos que suelo hacer al año, esta auditoría
interna es ya de vida integral y de marcar objetivos qué a saber si llego a
cumplir, sabiendo que hoy estoy aquí tecleando y mañana ¡quién sabe!, por tanto
aunque uno mismo suele ser un juez duro e implacable, he de hacerlo, no digo que lo vaya a escribir.
Mi vida personal y familiar, se adapta a las
distintas circunstancias que han ido surgiendo, difíciles, duras, desconocidas
y de las que aprendiendo, el temor da lugar a la acción que inicialmente se bloquea. Soy feliz con la
familia que tengo con sus fortalezas y debilidades y seguro que las cosas
mejoran o al menos nos adaptamos a ellas
con una actitud firme, activa y momentos de zozobra.
Tengo que encontrar las claves para sobrevivir
sin tanta angustia y sufrimiento algunas situaciones que descubrí tarde, pero
ya se sabe que nunca es tarde si la dicha es buena.
Y me refiero ya al terreno profesional y
laboral, al que dedicamos bastantes horas de nuestra vida y como es mi caso,
cuando laboras en un medio no habitual sanitario se complica mucho la
existencia y el sobrevivir.
Ser enfermera escolar desde ya camino de los
38 años y seguir apostando por esta necesidad social es para echarle ante todo
mucho humor, resilencia, resistencia y muchos redaños.
Llevo muchos años contando donde me llaman y
no me llaman, el perfil profesional de la enfermera escolar y sus competencias y por
supuesto reclamando que en todos los colegios haya enfermería escolar, no solo
para “dar un medicamento”, recuerdo a los lectores que una enfermera ha pasado
por la Universidad, tras una nota de corte en selectividad de las más altas,
una carrera de 4 años y está capacitada para atender en los colegios como
autoridad sanitaria en los mismos y garante de salud, a todos los miembros de
la comunidad educativa, principalmente los alumnos, con o sin patologías, A TODOS.
Y, ¿por
qué?
La vida en los colegios es única y peculiar y
abren sus puertas cada vez a horas más
tempranas y las cierran muy tarde.
El número de alumnos puede variar de media
unos 800 a 2500 en colegios ordinarios y en los de Educación Especial lógicamente
menos pero con una alta necesidad de cuidados enfermeros.
En la Comunidad de Madrid, al menos hace años
que tienen claro que en Educación Especial tiene que haber enfermeras, sin
ratio ni nada, da igual que tengas 8 que 80, pero las hay, en otras CCAA ni
siquiera hay enfermeras en estos colegios tan específicos.
Tras una serie de normativas que debieran ser de ámbito nacional y de obligado cumplimiento en todas partes,
en la Comunidad de Madrid (esto no es centralismo, son datos reales y cuantificables), comienzan
a haber enfermeras en coles ordinarios en un primer momento llamados “de
integración” donde se empezaron a escolarizar alumnos con discapacidad motora y
Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD).
Y hacía el 2009 tras sucesivas reclamaciones
sobre todo de los padres de niños con enfermedades crónicas, siguen aumentando
el número de colegios con enfermera.
En el año 2014, una
normativa Orden 629/2014, de 1 de julio entre la Consejería de Educación (que era quién nos contrataba hasta
ese momento) y la Consejería de Sanidad, establece además de la contratación de
las enfermeras en el ámbito educativo lo hará C. Sanidad y que C. Educación determinará
en que colegios deben haber enfermeras, que ciertos alumnos con ciertas
patologías: “Entre ellas, cabe destacar la atención a la salud y la
fisioterapia, habitualmente asociadas a los alumnos con discapacidad motora, a
los alumnos de corta edad que padecen diabetes y a los alumnos que deben ser alimentados
mediante sonda gástrica”, contarán en su colegio con enfermera, dejando a otros
muchos niños y niñas con otras patologías directamente fuera (alérgicos,
asmáticos, enfermedades raras y otras muchas más).
AMECE+N+I, recibe a diario muchos correos
electrónicos de diversa índole, madres y padres, asociaciones, directores,
jefes de estudios, profesores, enfermeras que empiezan a trabajar en un colegio
y nadie les dice cual es su trabajo y algún director incluso amenaza con “devolverlas”.
Y empatizamos evidentemente con la ansiedad
que nos trasmiten todos los colectivos, un director al que han quitado la
enfermera que llevaba 7 años porque “ya se ha ido el niño diabético a
secundaria” y no sabe cómo atender a los otros muchos alumnos que lo necesitan.
Y los profesores que cada vez tienen más
alumnos en las aulas y atendiendo a la ley, con algunos alumnos de
atención a la diversidad, sin maestros de apoyo, sin enfermera, sin otros
recursos que la normativa contempla y le obligan a dar medicación, atender
inicialmente todas las urgencias y….digo yo: ¿no tienen ya bastante los
docentes con dar clase y que todos sus alumnos reciban unos contenidos pedagógicos
adecuados?
Y los padres de niños pequeños que debutan con
una enfermedad crónica, que empiezan su lucha individual, a los que invitan
amablemente a cambiar de colegio porque no les garantizan que puedan prestarle
cuidados sanitarios adecuados y que lamentablemente acaban uno de los
progenitores, generalmente la mujer, dejando su trabajo y de guardia permanente
incluso en las cercanías o dentro del colegio en algunos casos, a la espera de
si su hijo sufre una alteración de su proceso poder atenderle.
¿Esto es conciliación laboral y familiar? NO
¿Aumenta el absentismo escolar cuando no hay
enfermera en el colegio? SI
¿Todos los alumnos con o sin patologías tienen
los mismos derechos? NO
¿La Constitución Española en su Art. 39 refleja
“Protección de la familia y la Infancia”? SI
Y podría seguir con muchas más medidas legales
que se incumplen a diario, reitero que en la Comunidad de Madrid se ejecutan mucho más
que en otras CCAA, pero hay que cumplirlas plenamente, conocedores de la realidad
social actual, favoreciendo el llamado y olvidado estado del bienestar para los
colectivos más desfavorecidos y desprotegidos, en el caso que nos ocupa,
alumnos y comunidad educativa.
Y me duele leer noticias y ver fotos en las
que se anuncia una supuesta noticia bomba que arregla esto tan incómodo que
reclaman muchos colectivos: la atención sanitaria en la jornada escolar.
“Colaboración entre médicos del Centro de Salud
y los profesores de los Colegios”
Firmado Consejería de Educación y Consejería
de Sanidad de más de las CCAA de las que imagináis y que es simplemente una
medida no eficaz y nada eficiente, demagogia en estado puro y no realista, es
sencillamente una mentira de las gordas y que no soluciona esa necesidad de
atención sanitaria. Parcheando voy, parcheando vengo y por el camino yo me entretengo.
Y me desconsuela, que muchos organismos o
entes oficiales y/o privados, directamente pasen o en la sombra estén
organizando y desde el desconocimiento más absoluto, campañas en pro de la
Enfermería Escolar sin saber nada de su auténtica realidad y competencias
profesionales e incluso los más osados (la ignorancia es atrevida y no lo dije
yo, lo dijo Domingo Faustino Sarmiento hace ya algún siglo), organizando cursos
de postgrado de enfermería escolar a
distancia…¿Alguien da más?
Bien, podría seguir con este análisis que en
un principio iba a ser mi auditoria interna y en gran parte lo es, porque
aunque hay quién descansaría si AMECE+N+I tirase la toalla y no cejan en poner
diversas e importantes zancadillas, por decirlo suavemente, podemos cojear por
la contusión momentánea, pero seguiremos caminando, porque creemos en lo que
hacemos y sabemos el diagnóstico principal y los daños
colaterales y aplicar el tratamiento adecuado, lógicamente enfermero, sin
dobleces, transparencia y lealtad, que se echan mucho de menos cuando toca
lidiar con algunos llamados representantes que confunden la sinceridad,
humildad y conocimiento con la necedad y el despropósito.
Lo que me quede de vida tanto cronológica como
profesional, seguiré apostando claramente porque en todos los colegios haya un
profesional de la enfermería con formación específica para ello.
Y no estoy
sola, siempre lo digo, tengo el placer de presidir AMECE+N+I, con un grupo de
mujeres valientes, comprometidas, con muchos conocimientos profesionales y
entre ellas algunas ya dispuestas al relevo generacional evidente que seguirán en
la brecha.
Y a otros, se supone, les corresponde luchar por
dignificar nuestras condiciones laborales, que son pésimas y que se supone están
para ello, los conocimientos que nos los dejen a las que estamos en los colegios
trabajando y si es posible a las asociaciones
científicas y el arte de la enfermería también, porque hay que tener arte,
humor y paciencia si quieres ser enfermera escolar y no morir en el intento.
“Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El hombre valiente no es el que no siente miedo, sino el que lo conquista.”-Nelson Mandela