Mi
latín es muy básico, estudié bachiller de ciencias.
Y
tampoco me confesaron en esta lengua, por lo que la absolución me la daban en
castellano y en voz alta porque no tenían los sacerdotes adaptaciones para
hipoacúsicas y todas mis compañeras se enteraban de mis pecados y penitencias.
Ya procuré decir lo que se podía escuchar en toda la capilla, creo que los que
nos confesaban tenían que reírse un montón con las supuestas faltas que declarábamos.
Y yo me perdono, en primer lugar a mí
misma y “absolvo” después, a los que
a lo largo de toda una vida laboral y profesional, 40 años y 7 meses de momento
en el mismo centro educativo, no me han favorecido y en el fondo “no saben lo
que hacen”, más el reino de los cielos no será para ellos, ojito, que se lean
bien la normativa.
Viene
a ser como los principios de la risoterapia, primero te ríes de ti, después CON
los demás y en la tercera fase, te
ríes DE los demás, entendiendo por ello que las mayores ofensas que te
pueden llegar a hacer, si logras “reírte” de los que pretenden realizarlas, es
que tienes un nivel de gestión emocional a prueba de toda estupidez humana e
incluso pandemias.
Cuando
empiezas a dormir 8 horas seguidas, te levantas descansada, después de muchos meses sin apenas manifestar
esa alegría habitual en mí y soy capaz de reírme en las 3 fases descritas
antes, puedo decir lo que digo a los que me preguntan: Estoy felizmente
prejubilada, pero muy feliz, confinada por responsabilidad individual y
desarrollando distintos aspectos de la enfermería escolar con tranquilidad,
solo lo que quiero hacer y cuando quiero hacerlo. Simplemente esto es lo que me hace estar dichosa y MUCHO.
¿Quiere decir que el
perdón incluye volver a estar con esas personas?
Pues
no, el perdón es una herramienta que se debiera usar más a menudo, para poder
seguir avanzando y olvidando el dolor agudo y que no pase a ser crónico o
sufrimiento excesivo.
Y
tras el “Ego Absolvo”, lo que ahora se lleva: alejar de ti y tu entorno a las
personas y situaciones tóxicas y que no aportan nada positivo a tu vida,
resultado espectacular, elegir con quién te tomas unas cervecitas y soportar con
mucho humor a los que no queda más remedio por imperativo legal, desde un interior
fuerte, proactivo y empático.
Carpe diem, vaya que aprovechemos el
presente ante la constancia de la fugacidad del tiempo (RAE).
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