Agarraba con fuerza la sábana, como si me la
fueran a quitar y estaba sola.
No quería despertar, deseaba seguir con ese
sueño que me relajaba, donde no sentía dolor, rabia y pena.
Durante un tiempo indefinido, ese paso de la
somnolencia a la realidad, era una lucha
de los pares craneales que no se coordinaban a la vez, me resistía.
Probablemente fueron segundos, a lo más, algún
minuto.
No podía volver a la realidad, olvidar su existencia
y poner los pies en la tierra, para seguir dando pasos inciertos, algunos no
los quiero dar, más…
Puse un pie, luego el otro, me incorporé,
sentí la tibieza del suelo y adelanté primero el pie izquierdo y después el
derecho.
Y seguí el camino de la vida, ya no cojeaba y
esbocé una sonrisa casi imperceptible, tú no la podías ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario