Ayer fue una tarde de mucho teléfono, muchas
conversaciones con enfermeras escolares, estamos a principio de curso, muchas
dudas de las nuevas incorporaciones a los colegios y entre todas ellas una que
nos emocionó a unas cuantas que tenemos el honor de estar en la Junta Directiva
de AMECE+N+I.
Un colegio de Madrid con una gran fortaleza,
cuenta en su plantilla con una enfermera escolar, joven, con competencias profesionales muy claras, gran empuje día a
día en su centro educativo y colaborando en la realización de Guías y Protocolos
unificados de Enfermería Escolar, porque nadie responsable de las distintas
administraciones los hace, “sueltan” a las enfermeras en los colegios que
llegan y en ocasiones no tienen ni espacio físico, no digamos material y
algunos directores, a los que dedicaré unas palabras en otro momento,
directamente viven como una agresión que haya enfermera y desde el primer día
no solo no facilitan su labor, al contrario, le ponen bastantes dificultades.
Bien, retomo en tema inicial que me disperso,
me vienen a la mente las varias conversaciones de ayer y estos días y los mails
contestados y me sube la bilirrubina.
Pues en ese cole, un día cualquiera, la
enfermera estaba en la consulta de
enfermería atendiendo sus habituales
cometidos profesionales que son mucho más que poner tiritas (otro día ahondamos
en esto), cuando le traen del patio del colegio a un niño muy pequeño que se
había caído y había sufrido un fuerte golpe en la cabeza, resumiendo: fuerte
traumatismo craneal, con parada cardiorespiratoria.
Antes de seguir pongo a los lectores en
situación:
Colegio grande, muchos alumnos, como autoridad
sanitaria y garante de salud de toda la Comunidad Educativa: 1 Enfermera
Escolar experta, que en esta ocasión sí dispone de unos mínimos materiales,
pero que ante una parada cardiorespiratoria, bien saben muchos compañeros
sanitarios todo lo que se necesita de medios humanos y materiales.
Se aplica correctamente el protocolo de urgencias
en el ámbito educativo, se llama al 112 y mientras…esos minutos hasta que llega
la UVI móvil se hacen interminables y se comienza con las maniobras de RCP.
Cuando esta compañera y amiga me lo contaba, recordaba
muchas situaciones similares vividas, aunque en mi colegio hay hasta médicos,
es raro la semana que no acude una ambulancia por allí, y le animé a que
contara su experiencia al resto de compañeras por el grupo que tenemos de
whasap.
Su relato emocionado, entrecortado, nos hizo a
todas sobrecogernos y solidarizarnos con ella a la vez que la felicitábamos por
tan correcta actuación y fue de estas noches que te vas a dormir con la
satisfacción de que ese trabajo diario y anónimo de muchas enfermeras escolares
es sencillamente extraordinario.
El niño salió del colegio intubado y sedado
directamente a la UVI y le deseamos una pronta recuperación y a su familia
mucho ánimo.
¡Enhorabuena compañera! Gracias por compartir
tu experiencia humana y profesional.
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