Cuarto día de disfrute y descanso en
Menorca.
Día entero de barco, para ver varias calas
del sur, aguas de distintas gamas de colores, turquesas, azules...
Excursión programada, que valoro con un 5
justito, pero este viaje a la isla era una auténtica aventura en lo que a
movilidad se refiere y al final, creo que se han cumplido más objetivos de los
pensados y el principal ver a mi hija sonreir y hasta bañarse en el mar.
No he contestado correos electrónicos, no he hecho muchos
deberes que tengo pendientes, estamos cogiendo energías y de las buenas para el
próximo mes de Septiembre con distintos retos por delante personales y
profesionales.
En un barco con unas 200 personas a bordo, parecemos
borregillos, obedecemos todas las normas por supuesto y por lo general somos
todos educados y correctos y practicamos el inglés, italiano, catalán, portugués,
francés...y nos reímos con distintas personas, charlamos, cedemos el paso, lo
normal vaya.
Al final casi ya del trayecto el
"amable capitán" según anuncia la guía, nos va a acercar a una cueva,
no recuerdo el nombre, que si se toca con la mano derecha el techo tendrás
7 años de buena suerte.
Pues allí que me he marchado, como muchos
otros por eso de la foto y mira, por poner una mano tampoco se pierde nada.
Repito mano derecha en techo.
Al primer intento varias personas, hombres
mujeres y niños, no hemos llegado al techo a pesar del pequeño salto y a la
segunda el barco ya más dentro, esa mano derecha de muchos ha tocado la parte
alta de la cueva.
Todos sonreímos pensando que ya hasta
dentro de 7 años no tendremos que volver a Menorca a por más suerte y al darme
la vuelta para regresar a mi sitio y dejar paso a más personas , me encuentro
con un individuo de sexo masculino y edad bastante más avanzada que la mía con
la mano derecha donde tocaba y la mano izquierda en mi tetilla izquierda y no
es porque se cayera, que en ese momento el barco estaba tranquilo, muy
tranquilo.
Inicialmente yo no daba crédito a la escena
y le he dicho educadamente: perdone creo que ha entendido usted mal a la guía,
la mano derecha es en el techo y no ha dicho nada de que la izquierda se ponga
en ningún sitio como la tiene usted ahora. Con tranquilidad la ha quitado al
ver mi cara nada sonriente y me ha dicho " bueno perdona" como si el
hecho fuera de lo más normal para él y yo fuera una exagerada.
Me ha hecho recordar muchos años antes en
el transporte público de Madrid cuando teníamos que llevar los libros en la
parte delantera y apoyar la espalda en alguna puerta, lamentable.
Llego a mi sitio, en ese momento estábamos
con una pareja navarrica y se pensaban que era una broma de las mías..
Bien, pues sigo siendo educada y me dirijo
a ver al capitán del barco y también estaba allí la guía, les he dicho que a ver
si para las próximas vueltecitas y en concreto en esa cueva mejoraban las
instrucciones y no solo indicasen donde había que poner la derecha, que la mano
izquierda si no saben dónde ponerla que se la metan en el bolsillo, por
ejemplo.
Le he sugerido al capitán, que se ha reído
directamente al relatar el suceso, que lo dijera en ese momento, pero me ha
dicho que no podía hacer nada y sinceramente, no he querido poner la denuncia
allí mismo por mi hija, sí lo haré mañana a la empresa con la que contratamos
la excursión.
El "super -pig" lo he localizado,
me ha costado debía estar escondido en el baño y le he dicho que era un xxxx
(gili y lo que sigue) y se ha hecho el italiano, que no el sueco y al ver la
cara de su acompañante femenina y el no capisco pues lo he dejado, eso sí,
estaba tan nervioso que casi le pilla un coche a la salida, porque
inevitablemente, como borregos que íbamos. seguíamos las instrucciones y no
podía huir, en el pecado lleva la penitencia.
Por cierto, un señor que estaba también con
el capitán me ha dicho que por qué no le he dado un bofetón..., no sé igual debo
ser idiota o estoy modo relax, no he sentido ese impulso agresivo, creo que no
sabemos manejar estos casos de acoso y hacen hasta gracia, espero que las
nuevas generaciones tengan más claro que este #viejoverde# es una especie a
extinguir y que las manos van al pan y a otros sitios cuando es consentido por
ambas partes.
La última noche nos espera, vamos a por
ella.
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