Hoy he podido por fin, vaciar las escasas bolsas que traje
de mi despacho hace unas semanas.
Ya no es mi despacho, he
sido cesada de mi cargo como Supervisora de Enfermería del CPEE María
Soriano (36 años) por estar en periodo de prejubilación y al año que viene pues
a saber, me quedan 3 años para jubilarme definitivamente de momento vamos a ver
si sobrevivimos a esta terrible pandemia.
Echo de menos a muchas personas y cosillas del día a día del
colegio, otras para nada y siento una gran liberación y con algo de perspectiva
voy pudiendo rememorar acontecimientos que pocos profesionales pueden contar si
no han estado más de 40 años en el mismo centro educativo, habiendo sido
elegida Supervisora de Enfermería por
votación (pocos que yo conozca también), singular puesto profesional en la
Consejería de Educación Madrileña y me aventuro a decir que en toda España.
Estos últimos meses han sido complicados emocionalmente, en
gran parte por los estragos de la COVID 19 en la sociedad y en gran medida por cuestiones
laborales que dejo en el lugar que corresponde y no detallo, tampoco es
necesario.
Algunas personas, entre las que me encuentro, somos
resilentes que no insensibles y la vida nos ha ido moldeando para seguir
adelante a pesar de circunstancias personales y profesionales muy duras.
No trabajo como enfermera, soy enfermera y lo seré siempre,
impronta ya genética de la que me siento muy orgullosa.
Por mucho que te quieran hacer sentir “inservible” al llegar a ciertas edades, en una misma está
ignorar al ignorante y continuar haciendo el camino, el tuyo, no el que
supuestamente te marcan de manera estereotipada.
Y en esta foto, cada elemento que aparece evoca un recuerdo, faltan muchos, lo importante es mantener la memoria histórica y aprender, causa inútil generalizada y así vamos.
Lo que no te mata, te hace más fuerte - Friedrich Nietzsche
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