domingo, 23 de septiembre de 2018

NOCHE DE BÚHOS





Ayer fui alondra por la mañana, como siempre y búho por la noche, sin pretenderlo.

Llegamos mi hija y yo a casa sobre las 4, ella seguro que seguirá durmiendo como buena noctámbula que es y yo he amanecido a las 10h, después de pasar unas horas en las urgencias del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda.

Este hospital, el nuevo, por desgracia lo conocemos bien y no solo la parte urgente, casi todos sus departamentos, es lo que tienen las enfermedades raras, pero todo está  en orden.

El H. Universitario Puerta de Hierro está íntimamente ligado a mi vida:

En el antiguo, diagnosticaron a mi madre una enfermedad crónica compleja hace ya ni se sabe, todavía recuerdo cuando se la llevaban y pensábamos que no la volveríamos a ver, 50 años más  pasaron antes de irse definitivamente.

También fue donde estudié la carrera, con “Maestras de la Enfermería” para mi excepcionales, Mª Paz Monpart, Pilar Arroyo entre otras muchas y algunos médicos, entre todos  consiguieron que  me enamorara de la Enfermería, el amor verdadero a mi profesión llegó con los años, con alegrías y momentos de “ya no puedo más”.

Y anoche, era la madre de la doliente y  me eché mis buenas cabezadas porque de siempre los hospitales me producen mucho sueño y mira que llevaba el libro, el cuaderno y lápiz , la tablet.., siempre pienso que voy a poder ir haciendo algo en las largas esperas y al final, me duermo, no era una urgencia vital lógicamente.

Pero lo que quería hoy, después de tan larga introducción, es poner en valor el trabajo de todos los profesionales de la salud que veíamos anoche, por cierto algo escasos y que no pararon durante las 7 horas es permanecimos allí: varios médicos sin parar de ver pacientes en mayor número que enfermeras que solo había  dos, que no descansaron un momento y una TCAE.

Y resaltar que, o bien la Humanización de la Sanidad está dando sus resultados a través de una mejor planificación, aunque recursos humanos escasos todavía, diría yo, o que todos los profesionales que estaban en esta guardia, tenían una paciencia infinita y una palabra o varias agradables con todos los pacientes y familiares que compartíamos una noche de sábado en el mismo lugar, porque los usuarios y algunos acompañantes pierden los nervios, por eso es tan importante lo que denomino “el arte enfermero” porque somos las que recibimos todas las quejas de manera brusca en ocasiones, y cuando el médico les atienden…sonrisas,  es lo que hay, que no debiera ser así evidentemente.

No sé el nombre de las Enfermeras, de la TCAE, de los Médicos, probablemente en el informe esté el de uno de dos que la valoraron, pero quiero agradecer a todo el equipo de ese módulo de urgencias, también celadores, limpiadoras, administrativos, vigilantes, Técnicos de RX y laboratorio que no se les ve y que están como otros muchos, perdón si me dejo a alguien, su profesionalidad y su HUMANIDAD, gracias a ello el dolor disminuye, no solo el físico y ante tal tranquilidad, me permito echar varias cabezadas durante la larga espera lógica y hacen efecto los tratamientos, hoy no sé por qué me duele el cuello…

Voy a aprovechar en un rato al probable último baño de piscina en este veranillo de san Miguel o de san Martín, libro, cervecita de domingo y creo que tarde de siesta “tipo Cela”.





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