Hoy, 22 de Diciembre del 2009, es el último día, que me levanto y dirijo mis pasos hacia el autobús. Me bajo una parada antes, para recorrer una parte de los jardines de la Finca de Vista Alegre, experiencia única en pleno corazón de Madrid.
Desde que hace apenas 10 días nos comunicaron este precipitado y cutre traslado, cada paso que doy hasta llegar al palacio, es más consciente y más evocador de toda una vida de trabajo allí, 30 años hubiera hecho en el próximo mes de Mayo.
Sabía que me iba a doler irme de un entorno privilegiado y de una Institución a la que quiero profundamente, a pesar de los pesares.
No encuentro palabras de consuelo para mis compañeras que ayer no paraban de decir que pena, las pedía sólo que no lo dijeran y procuraba no parar de hacer cajas y preparar todo lo necesario para la mudanza. Tampoco encuentro alivio para mí, no estoy siendo una buena líder de un grupo al que represento y al que agradezco sus muestras de cariño constantes. Nos miramos, se nos llenan los ojos de lágrimas y seguimos trabajando.
Alguien que me quiere y de las pocas personas que saben lo mal que me siento, me dijo: deja allí todo lo malo, que también lo habrá habido y llévate lo bueno.
Y lo intento, pero el nuevo Centro tiene múltiples deficiencias estructurales, algunas serán subsanadas probablemente, pero otras como el poco espacio destinado a la zona sanitaria, recordemos que es un centro dónde acuden alumnos con graves patologías (es mi blog y paso hoy de nomenclaturas pedagógicas que disfrazan como están de malitos algunos de nuestros niños y todos los cuidados de salud que necesitan). Poco sitio, ni siquiera sabemos dónde meteremos el material que necesitamos, falta de aire acondicionado, este sólo se ha puesto en la Residencia (me parece estupendo) y en el módulo administrativo (directivos del colegio), y pregunto yo: que pasa con los alumnos que están ingresados en la unidad clínica y que tienen problemas de termorregulación?? Qué pasa con los alumnos en las Aulas y en los servicios de fisioterapia, logopedia y terapia ocupacional?? Y en los comedores? Esto no es un colegio, es un Centro con niños con graves problemas de salud y que debiera estar pensado para ellos. No voy a aburriros con las otras muchas deficiencias, ya están entregadas por escrito a quién corresponde, aunque no valga de mucho. Este centro no está adaptado a alumnos con gran dependencia.
Otra persona que también me quiere me preguntó: pero el nuevo Centro está bien para los alumnos? Y me hizo pensar, hay veces que sólo pienso en lo que me afecta a mí como trabajadora. Y sí, en algunos aspectos van a ganar, espacios amplios en aulas, pero en otros sitios no tanto. No obstante, cuando allí estemos, ellos, los alumnos, por los que trabajamos, serán atendidos, como no puede ser de otra manera, con profesionalidad y entusiasmo, ni los altos cargos de la Consejería de Educación, ni el Equipo Directivo del CPEE María Soriano, van a conseguir que dejemos de trabajar como siempre, a pesar de los grotescos agravios comparativos que mantienen entre los trabajadores.
Desde que por fin he comprendido que yo no soy Equipo Directivo del Centro, me siento mucho mejor, llevo 25 años trabajando como supervisora de enfermería no reconocida oficialmente, no me pagan por ello, me siento utilizada por el equipo directivo y no valorada y lo que más duele, cuestionada por parte de mis compañeros. Sólo sé, que he intentado, coordinar las atenciones sanitarias en una rígida y obsoleta estructura “pedagógica”, que he dedicado muchas horas de mi vida personal para tal fin y que me rindo, no puedo más. Me llevo, muchos recuerdos y agradecimientos, tengo cartas de distintos colectivos e incluso de la AMPA, y tengo sobre todo la conciencia muy tranquila y me siento satisfecha. Sé positivamente que mi trabajo ha sido bueno, mejorable seguramente, pero de calidad.
En estos días que colectivamente recordamos anécdotas variadas vividas allí, pensábamos en cómo publicarlas y compartirlas con todos, ya se nos ocurrirá un espacio para ello. Recordamos por ejemplo, los partidos de fútbol hace ya unos pocos años, en el que el portero era un doble amputado de piernas y en el otro equipo el portero era un doble amputado de brazos. Menos mal que los delanteros también tenían sus cositas y no chutaban muy allá y los defensas estaban incorporados a los porteros.
Recordábamos los días de quirófano, la gran tortilla de patatas que compartía todo el mundo, cuando había que aplicar el reglamento disciplinario a los alumnos porque se portaban “mal”, ahora ya ni existe……esto no es un colegio, y lo sabemos todos, incluso lo saben los que siguen legislando.
También recordamos a muchos compañeros que han pasado por el Centro y cómo no a muchos alumnos que unos están y otros nos miran desde arriba, ellos saben que no los olvidamos.
Es una pena también que esta Centenaria Institución que ha sido muchos más años sanitaria que docente, cierre sus puertas sin un acto de despedida institucional, “no están los ánimos para ello”, claro.
A los compañeros que obligan a trasladarse, porque sus plazas las va a cubrir supuestamente el Ayuntamiento como en los demás colegios, un abrazo especial y espero que les vaya estupendamente en sus nuevos destinos.
Hoy podría escribir los versos más tristes….pero no soy poeta.
Hoy este escrito es en clave de tristeza y rabia contenida, pero a partir del día 11 de Enero, intentaremos seguir trabajando con ilusión, algo muy difícil pero no imposible. Con cambios y muchos.
Ayer, me perdía en una zona clausurada en dónde comencé a trabajar, la zona de consultas. Iba allí, respiraba, lloraba, me calmaba y volvía con todos.
Desde estas líneas, quiero desear felices fiestas a todos y un buen año que viene. Yo lo voy a vivir como un descanso laboral, es el segundo año que falta mi padre, pero gracias a mi nieto, sé que disfrutaré de su alegría e inocencia, cosas que en estos días no abundan por el CPEE María Soriano.
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