Los pies pedalean y las manos en el manillar
que dirigen el camino que vamos a seguir mi bici y yo.
Sin casco, me acabo de duchar y lavar el pelo,
quiero experimentar como el aire lo seca.
Olores, a césped mojado, en la rotonda los
aspersores funcionan y sientes el microclima, las gotas en la cara, la rodeo varias veces y
lentamente, a trigo recién cortado y ya empacado.
Pedaleo despacio, disfruto.
Mucha alegría, me siento cada día un poco más
segura, ni caso a alguna molestia, el pedaleo es firme y tranquilo.
Y mientras sentía muchas emociones,
sonreía y cerré los ojos….
Y lo visioné: El daimon, llevaba la cabeza
cubierta con una boina que apenas dejaba al descubierto un rostro blanco como
el papel. Incluso creí distinguir en él unos brazos inusitadamente largos que
le llegaban hasta las rodillas” (Javier Reverte – El Fuego Invisible).
Empecé a sudar, a sentir frío, mucho miedo
porque aún no sé, si ese ser es de los buenos o los malos y que cuando se empiezan
a ver es porque tienes un don especial y una misión que cumplir. ¿Cual será?
No he descubierto cómo hacer frente a los de
mirada fría y me miró, me desmayé pero seguía discurriendo mi raciocinio y calculaba que si no me movía le habría vencido, me dejaría y se iría.
Voy a dejar estas ideas, sigo en el suelo, me
molesta la bici encima de una pierna, no puedo, tinieblas, el grial, cuencos
con luces brillantes que solo si preguntas adecuadamente obtendrás la respuesta,
la necesito ya, me persiguen, nos persiguen, seres de otro mundo en este, buscando
¿qué?, solo lo vemos unos cuántos ¿privilegiados?.

Recordaba insistentemente este poema anónimo:
"Yo no supe quererte de menos y tú no
supiste quererme de más.....
A veces es más fácil decir
lo que uno siente en te quieros de otros, en estribillos de canciones que
compartimos como si fueran nuestras o en historias ajenas de metáforas
inacabadas.
A veces, es más sencillo
hacerlo en silencio. Sin ruido y en poemas de Neruda.
A veces tener el valor de dejarte atrás me
queda grande. Y otras veces olvido que te pienso, hasta que me sacude tu
recuerdo.
Hubiese puesto infinitos abrazos en esas manos que Cupido olvidó proteger.
Hubiese lamido las heridas que traíamos a
cuestas y hubiese hecho de aquel falso pretexto magia sin truco.
A veces mirar hacia un lado
se convierte en un dolor de cuello terrible y enderezar las vértebras, en
posturas de auténtico kamasutra sin vehemencia.
A veces nombrarte atraganta
mis sentidos y desune en verbos rotos mi piel desnuda.
Respirar aquí duele, la almohada me asfixia y los dedos de mis pies se ven
huérfanos.
Por mucho que pase el tiempo yo seguiré siendo la misma. Con más cicatrices,
con menos, o más, paciencia pero la misma. Y por mucho que pase el tiempo tú
siempre serás la parte infinita que yo fui contigo.
A veces ser sin ti es
imposible.
Y otras… ridículo."
Y que no se te olvide…!y yo más!
Y fuiste apareciendo como un ser de luz, y
empecé a presentirte, no, todavía no abras los ojos, escucha sus palabras,
siente sus manos en las tuyas y ese beso, su olor, sus caricias únicas……es él,
siempre él, puedo por fin entreabrir los ojos y esbozar la sonrisa que me
produces siempre.
Y cuando desperté me di cuenta que había sido un agitado sueño de una tarde de verano