No suelo escribir desde el
trabajo, hoy me permito parar unos minutos, con la puerta cerrada de mi
despacho, para como hago habitualmente,
despedir a una alumna del CPEE María Soriano, la pequeña que desde hace
unas horas estará ya jugando con muchos otros compañeros de este colegio de
niños y jóvenes tan especiales.
Cierro así los duelos, que no los
recuerdos, duele y mucho, y amanecer con una noticia así determina un día algo
gris para todos los profesionales que hemos compartido pocos pero intensos
momentos con “un angelito”.
Un fuerte abrazo a sus padres y
hermanos, nos unimos a vuestro pesar.
Cuando abra la puerta cierro el
dolor y damos paso a una nueva jornada
con muchos más alumnos que nos
necesitan.
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