Esta
vez de una antigua alumna del CPEE María Soriano, una preciosa señorita que
estuvo escolarizada unos 18 años y después siguió otros rumbos, ayer el viaje
definitivo.
En
un rato iré personalmente a dar un abrazo a sus padres y hermano, como han ido
e irán muchos profesionales del Centro, familia ejemplar que han hecho posible
que “nuestra querida B” haya sido muy feliz. Todos les queremos y mucho.
“Dejo la
casa donde nací, dejo la aldea que conozco, por un mundo que no he visto. Dejo
amigos por extraños, dejo la ribera por el mar, dejo en fin cuanto quiero
bien... ¡Quién pudiera no dejar!”
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