Dicen que la vida nos pone a prueba, que hay malas rachas que
se pasan, que podemos soportar todo lo que nos echen y un largo etc.
Desearía que este año 2014 no hubiera existido, al menos no
con tantos sucesos seguidos.
Más es cierto que tras la aceptación, resulta más leve volver
a mirar y ver, seguir avanzando y las fuerzas se concentran en lo que
verdaderamente le importa a uno mismo.
De aplicación a todos los ámbitos de la vida, personal,
familiar y profesional.
Hay que asumir como persona, tus propias fortalezas y
debilidades y aprender continuamente a manejarte con ellas.
Valorar y apoyar a la familia que te toca, que no eliges y que
va perdiendo a alguno de sus miembros. A los amigos, pocos pero seguros, esos
sí los seleccionamos y cada vez con más precaución.
Y la profesión…, el mayor esfuerzo de aceptación, cuasi sumisión,
admitir los que mandan, cómo mandan y seguir, aún así, disfrutando el día a
día.
Cuando deje de soñar y creer en la sonrisa, dejaré de vivir,
al menos activamente y podré ser un ente entre tantos y tantos, eso sí, libremente vagando, ya no buscando nada.
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