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domingo, 14 de septiembre de 2014

REVISANDO CONCEPTOS







Inclusión, normalización, segregación, integración, exclusión….

Ciertos términos de tanto oírlos y en ocasiones mal utilizarlos,  debiéramos repasarlos y en caso necesario utilizar el correcto o al menos ser conscientes de que no se ajustan a la realidad.

El poder, por un lado lanza nombres supuestamente actuales sustituyendo a los anteriores y al mismo tiempo involuciona terminológicamente y lo que es peor, los vivimos en la práctica profesional cotidiana, eso sí poco a poco, de manera que cuando te das cuenta ya está implantado y nadie sabe como ha sido y si lo sabes, más vale callar.

A los que no nos consideramos necios todavía, no nos queda más remedio que ante lo inevitable, establecer una lista de prioridades no siempre entendida y acatar por imperativo legal desafortunadas imposiciones y escucha, que suelen apelar los mismos que obligan a cumplir, al bien superior del menor en este caso, como si los demás nos chupáramos el dedo o fuéramos cabezas huecas.

Cuando no se utilizan  los principios básicos de los sistemas de calidad, cuando ni siquiera interesa saber o aplicar lo que es trabajar desde y con calidad, el producto final es un desastre que se lleva por el camino demasiado coste humano y material, por tanto ni eficacia ni eficiencia.

La mejora de procesos inevitablemente debe pasar por una planificación y análisis, primero general de la organización y después de establecer esa política de calidad, saber delegar en los propietarios de los procesos porque “zapatero a tus zapatos”…

Y a buen entendedor pocas palabras bastan y escribir en clave empieza a ser muy necesario y además es aplicable todo lo que acabo de escribir a muchas personas y situaciones, hasta a mí misma y mis circunstancias
“El mando debe ser un anexo de la ejemplaridad”.
(José Ortega Y Gasset)




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