Junto con los que te han precedido, grandes y chicos y que nos
esperan a todos mientras su recuerdo nos sume en ocasiones en melancolía y otras
en serenidad reflexiva, desde la que te despido, dulce niño.
Separaciones definitivas siempre duelen y las de los niños,
que me permitan decir “nuestros”, los alumnos del CPEE María Soriano y que
compartimos con sus familias, muchos llegan con 3 años y hasta los 21 que debieran
pasar a la Consejería de Bienestar Social, es una etapa muy larga para ver cómo
crecen y son felices en muchos momentos de su jornada escolar. Compartimos
tantas cosas con ellos y sus familias que suelen establecerse lazos afectivos
muy importantes.
Y algunos os vais antes de tiempo, muy pronto, a otras
ciudades, colegios o a jugar para siempre entre las estrellas.
Y para eso estamos también el personal sanitario, para que
mientras estéis con nosotros, todos los procesos que viváis sean mejores, más
tranquilos para toda la comunidad educativa (eficacia/eficiencia).
Oigo con frecuencia, los hipoacúsicos también oímos y
escuchamos, que no se valora adecuadamente el trabajo diario sanitario, yo
también lo pienso en ocasiones.
Pero será por la pérdida reciente de mi madre y otras
circunstancias personales dolorosas, que estoy aprendiendo a relativizar a la
fuerza, lo que se supone me corresponde por edad y experiencia y ya solo me afecta
o importa lo que yo siento, no lo que opinen los demás.
¿A quién le importa lo que yo hago? A mi misma y con este
pequeño que acaba de partir sé lo que hemos hecho y ha sido una actuación más
allá de lo correcto: hemos humanizado el sufrimiento, simplemente y como
hacemos todos los días y con todos los
alumnos y sus padres. Y no es fácil.
La historia se escribe de muchas maneras, la de cada uno y
para poder seguir avanzando a pesar de lo que es difícil de asimilar algunas
circunstancias en el entorno educativo, tiene momentos de paro forzoso y
revisión de objetivos personales, llorar, callar, consolar y continuar.
Aderecemos esta vida con continuas gotas de amor,
profesionalidad también, que vayan formando una lluvia suave que hagan florecer
los sentimientos y la solidaridad en los que aún creemos en los demás y en
nuestro rol en la vida.
Creyendo en nosotros mismos, en nuestras fortalezas, perdonándonos
nuestras debilidades, podremos mejorar nuestro pequeño mundo, el que tenemos a
mano y nos rodea.
Seguiremos cuidando y acompañando a muchos niños y jóvenes con
patologías (algunas muy graves y de pronóstico letal), en su andadura por este singular Centro de Educación Especial (único
en España), donde todos los profesionales aportamos nuestro saber y buen hacer.
Hemos conocido poco pero intensamente a tus padres, sufren
mucho en estos momentos, desde aquí y como parte del cierre de mi duelo
personal, les mando un fuerte abrazo.
En una vitrina de mi despacho y es una realidad:
"Si puedes curar… cura
Si no puedes curar…alivia
Si no puedes aliviar….consuela"
Un mal escritor puede llegar a ser un buen crítico, por la misma razón que un pésimo vino también puede llegar a ser un buen vinagre
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