El día 3 de Febrero de 2014 te has ido físicamente, con
nosotros permaneces y estarás, igual que papá, en nuestros corazones y
pensamiento.
Mamá, todo ha sido como tú querías, en tu casa, sin ir a los
hospitales que tanto miedo te daban de siempre y por los que tuviste que pasar
en muchas ocasiones a lo largo de tu vida. Con tranquilidad y viendo esos
tejados y panorámicas envidiables del barrio donde vivías desde los 9 años.
Estoy escribiendo desde tu casa, mi duelo por tu marcha y la
recomposición de vida, pasan por estar unos días aquí y sola, donde hemos
compartido muchas jornadas, sobre todo tardes-noches y siento una paz interior
que yo sé de donde proviene, del amor que nos hemos tenido y la sensación de
haber actuado todo lo bien que hemos sabido en un proceso muy largo con
nuestros padres, más o menos 16 años.
El poder estar a vuestro lado y en los
momentos finales poder decirnos tantas cosas e interiormente dejaros partir sin
sufrimiento físico al menos, dejan un dolor muy atenuado a los que os queremos
y una satisfacción muy distinta a cuando marchar de este mundo se produce con
agonías complicadas y que mucha gente sigue padeciendo de manera irracional.
Mi vida sin ti aquí va a continuar, estos días son muy raros
con altibajos emocionales, papeleos, decisiones entre hermanos que nos queremos
y de los que me siento muy orgullosa, hemos tenido todos nuestras intervenciones
como hemos podido y delegaron en mí las responsabilidades sobre vuestra salud
cuando ya vosotros no podíais tomar decisiones, ardua misión compartida sobre
todo con tu médico y enfermera de casi toda la vida y desde hace unos meses con
el equipo de cuidados paliativos, a todos el agradecimiento por su buen hacer y
el cariño con el que os trataron y hacia todos nosotros.
Cuando vino tu médico a darnos el pésame, recordamos cosas de
ti y papá, de vuestra longevidad a pesar de las muchas cosas mal que ambos
teníais y me dijo cosas que también producen mucha paz, que os habían mantenido
en condiciones inmejorables unos cuidadores que lejos de claudicar continuaron
unos cuidados en domicilio con las escasas ayudas de todo tipo que hay para
humanizar el sufrimiento.
A punto estuvimos de tirar la toalla hace un año cuando
decidimos llevarte a una residencia que tú pedías, lo hicimos y a las 3 horas
fuimos a recogerte para ya no volver a salir de tu casa. No ha sido idílico
todo en estos años, dudas, cansancio, encontrar personas de confianza que
vivieran en casa para cuidaros en condiciones aceptables, pero entre tus cinco
hijos y haciendo una valoración global creo que puedo afirmar que no ha estado
nada mal el resultado final.
Ayer, después del entierro, estuvimos comiendo en tu casa, con
tus nietos también y recordamos algunas cosas de ti y de papá. Lo mismo hicimos cuando papá, en esa ocasión
estabas tú. Nos reímos bastante, ya sabes el humor que siempre hemos tenido, yo
quería incluso decir algunas palabras que ahora escribo mejor y entre todos y
sin guión, te despedimos a nuestra manera e íntimamente, desde el amor y la
alegría, sabemos que desde donde estés nos protegerás y nos sigues amando.
Sé que tu vida no ha sido fácil, superviviente de una guerra y
con aspiraciones intelectuales y laborales que te fueron retiradas al casarte y
a cumplir con lo establecido, tener y criar muchos hijos, con muchas
dificultades y carencias que a mí me contabas desde que era muy niña, sé muy
bien cómo has tenido que pasar por esta vida y también que te has sentido muy
querida por tus hijos, nietos y bisnieto (mi nieto).
Pero me quedo con lo bueno porque lo ha habido, probablemente
por protección personal y mental y por los valores que nos habéis trasmitido o
nos fuimos buscando para compensar lo no tan bonito.
Nos acordamos de tu afición a leer, Gabriel y Galán y Bécquer
entre otros, cuando nos recitabas, las historias de miedo que nos contabas como
miedosa patológica casi que eras, tus famosas croquetas que ninguno hemos
heredado saber hacerlas, el poder hablar contigo de casi todo hasta que la
morfina ya no te dejaba la mente clara y sobre todos desde que pudiste hacerlo
sin censura y siendo tú misma y nos reímos cuando pudiste votar la primera vez
lo que tú quisiste…
En fin mamá que hemos pasado muchas historias en tu vida
recién terminada y créeme que estoy sonriendo en muchos momentos mientras
escribo esto, me vienen muchísimas más cosas a la cabeza pero esas nos las
quedamos tú y yo.
Yo no estoy triste de verdad, algunos dicen que ya caeré (si
lo dicen demasiado igual tengo que caer), cómo voy a sentirme mal si mientras
has vivido he/hemos hecho lo que te teníamos que hacer y has partido como tú
querías.
Reconozco que algo cansada si estoy y casi más mentalmente, como
he dicho antes hay que recolocar algunas cosas internas y seguir avanzando, no
por ser fuerte como me etiquetan, a veces somos los que más cariño necesitamos
aunque no lo parezca, simplemente he tenido muchos años para prepararme e
interiorizar todo lo que iba ocurriendo y claro que me duele vuestra marcha,
pero no me paraliza ni me hunde, os recuerdo porque así lo deseo con enorme
cariño y así como papá una noche cercana a su despedida estuvo conmigo, sólo
dijo mi nombre y me dejó una paz infinita, espero que tú también lo hagas
aunque no me hace falta, te siento donde te tengo que sentir y me sigues
haciendo feliz.
En un rato iré a tu funeral en San Francisco el Grande, va a
ser tan íntimo que creo que solo estaré yo y voy por ti, porque en las iglesias
y más en esta que estaba al lado de casa y mi colegio he ido muchas veces y me
encanta escuchar el silencio.
Aprovecho este escrito para agradecer a todas las personas que
han estado con nosotros estos días de una u otra manera, sus muestras de cariño
y poco a poco iré contestando a los muchos que me han escrito. Mi descanso, el
que muchos se empeñan que tengo que hacer, es no programar al menos hoy nada y
fluir ya que puedo.
Mamá tu “body” ya no está, tú nos acompañas.
Concepción Langa García, nació el 8 de Diciembre de 1924 en
San Martín de Valdeiglesias (Madrid) y falleció el 3 de Febrero de 2014 (89
años) en su casa de Madrid (Las Vistillas). Imposible olvidarla.
Nati: Leo con dolor la noticia del fallecimiento de tu madre. Quisiera darte un abrazo fuerte y acompañarte en este momento.
ResponderEliminarLeo este precioso texto que has escrito y veo que, a pesar de todo el dolor que debes sentir, estás bien porque veo que sabes exactamente lo que es vivir y lo que es morir en el amor. Es lo que da más paz interior.
Que descanse en paz tu madre y un fuerte abrazo para ti, amiga.
Qué bonito y emotivo, querida Nati. Qué suerte han tenido tus padres con tu cariño y tu profesionalidad! Y qué paz posees y transmites....un beso y un fuerte abrazo.
ResponderEliminarUna compañera, muy cercana a ti, me hizo saber de esta carta a tu mamá y en cuanto he podido he venido a leerla .Sabía que iba a transmitirme en su lectura mucho de tu personalidad ,que como tú muy bien dices es la de una mujer fuerte ,pero muy sensible ,y por supuesto muy positiva ...sólo decirte que quiero aprender de tus palabras y de tu fuerza para expresar lo que dices y de tu paz y de tu entereza ,porque este triste momento ,por el que aún no he poasado ,habrá de llegar y el ejemplo que has dado es a seguir .Muchas gracias por enseñarnos a entender la tristeza de este momento para ti ,de esta forma tan emocionante ,sencilla y tan llena de amor .Elisa
ResponderEliminar..., ???, ...
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