Hay
épocas en la vida duras y hay un refrán por ahí que dice que al perro flaco todo se le vuelven pulgas, en
definitiva, últimamente vivo distintas situaciones personales y laborales
complicadas, como si alguien estuviera poniendo a prueba mi resistencia y
paciencia, sintiendo en muchas ocasiones que no puedo más, pero va a ser que
sí, que puedo.
La
situación triste de estar perdiendo a una madre poco a poco e inexorablemente
es lo único que realmente me entristece, aún sabiendo lo de la ley de vida, su
edad y todo lo que tratamos de asumir y que nos dicen los demás, es mi madre y
me cuesta ver un final tan lento y tan penoso.
Otros
hechos de salud de familiares, no tan graves, pero que unidos al anterior,
también hacen que acabe el día con verdadero agotamiento y no sólo físico. Además,
trabajo fuera de casa, en un Centro de Educación Especial singular (único en la
Comunidad de Madrid) al que acudo hace casi 35 años y en el que he dejado y
dejo mucha energía vital, pero confieso
que cada día me cuesta más y confieso que he vivido que dijo Neruda.
Y
si ahora mismo me mantengo de pie y con la cabeza alta o baja si miro al suelo,
es porque sé que el tiempo pone muchas cosas en su sitio, las mentiras tienen
las patas cortas y la falta de honradez de algunos es contrarrestada por mi
integridad personal y profesional, no tengo prisa.
A
mi no me han sancionado nunca, ni amonestado siquiera, todo lo contrario he
recibido múltiples felicitaciones por parte de mucha gente, de los VIPS y por
escrito incluso y de muchos compañeros y
padres de alumnos. Con algunos alumnos mantengo hoy en día relación y a
muchos les he ayudado y de distintas formas, también a partir al lugar dónde
todos llegaremos.
Tengo
un trabajo que me gusta, mi profesión para ser más exacta y acudo a trabajar
sin amarguras, ni “mal rollo”, cierto es que cada vez más cansada como la
mayoría de los trabajadores por la escasez de recursos y el sueldo penoso, pero
también por trabajar en un Centro tan complicado en el que hay escolarizados
alumnos muy graves y donde muchos aspectos no son contemplados, surgiendo
continuamente disfunciones que algunos tratamos de solventar, pero que otros se
encargan de dificultar aún más con actitudes profesionales lejos de la más
mínima ética humana y profesional.
No
ha sido nada fácil en una institución educativa intermediar entre los
sanitarios y los docentes, respetar la legislación obsoleta y desfasada que nos
rige y atender con unos cuidados sanitarios de calidad a los alumnos y muchas
veces me he sentido muy sola e injustamente tratada, tampoco pasa nada, aunque
duele y mucho.
Valoro
mi trayectoria profesional como positiva, progresando adecuadamente que se dice
en terminología docente, en algunas asignaturas todo conseguido, en otras en
proceso y probablemente en algunas necesito mejorar, pero si hay algo que me
caracteriza es que me enfrento a los problemas y de cara, no hablo en los
pasillos de cotilleos rastreros y defiendo con vehemencia y constancia lo que creo que puede mejorar la atención de
los alumnos y de paso, si es posible, las condiciones de trabajo de mis
compañeros, si es que puedo seguir llamando así a algunos.
También
alguien dijo, no encuentro el autor, valgo más por lo que callo que por lo que
hablo, por lo que por hoy no voy a contar mucho más, reitero mi confianza en el
tiempo y en la recolocación de mentes retorcidas y generadoras de conflictos y
pobres, no saben lo que hacen.
Una
cosa más, me siento muy querida y valorada por quién realmente me importa y
quiero y valoro a mucha gente que me importa, la mayoría de los que me rodean.
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