Es difícil pedir un deseo, haces mentalmente una lista,
priorizas, evalúas, cambias el orden, cuando crees que ya lo tienes, no te
decides…
Ante el Cristo del Amor (Juan de Mesa), en la Iglesia Colegial
del Divino Salvador en Sevilla, hace dos días que pedí un deseo y deposité una
rosa blanca, como me habían indicado.
No puedo decir lo que he pedido, no se cumpliría, pero después
de darle muchas vueltas, no recuerdo bien lo que pedí, sé que no era para mí,
tampoco voy a saber si se va a cumplir, o sí.
Anhelar que se cumplan sueños, imaginar que las cosas
mejorarán, las particulares y las comunitarias, es complicado compendiarlas en
una sola petición y además no sé si esto de pedir, se da así porque sí.
Pero lo he hecho con fe, en lo divino y en algunos humanos,
sentada frente a Él, escuchando música, para mis oídos celestial y sintiendo
mucha Paz, la que os deseo a los que leéis este blog también.
Deseo
Sólo tu
corazón caliente,
Y nada más.
Mi paraíso, un campo
Sin ruiseñor
Ni liras,
Con un río discreto
Y una fuentecilla.
Sin la espuela del viento
Sobre la fronda,
Ni la estrella que quiere
Ser hoja.
Una enorme luz
Que fuera
Luciérnaga
De otra,
En un campo de
Miradas rotas.
Un reposo claro
Y allí nuestros besos,
Lunares sonoros
Del eco,
Se abrirían muy lejos.
Y tu corazón caliente,
Nada más.
Federico García Lorca
Y nada más.
Mi paraíso, un campo
Sin ruiseñor
Ni liras,
Con un río discreto
Y una fuentecilla.
Sin la espuela del viento
Sobre la fronda,
Ni la estrella que quiere
Ser hoja.
Una enorme luz
Que fuera
Luciérnaga
De otra,
En un campo de
Miradas rotas.
Un reposo claro
Y allí nuestros besos,
Lunares sonoros
Del eco,
Se abrirían muy lejos.
Y tu corazón caliente,
Nada más.
Federico García Lorca
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