domingo, 3 de marzo de 2019

HASTA SIEMPRE MI QUERIDA ADJUNTA





La Comunidad Educativa del CPEE María Soriano está nuevamente triste, en este curso escolar estamos diciendo adiós a auténticos campeones y alumnos.



Ayer, sábado 2 de Marzo de 2019, nuestra querida Tati se fue a reunirse con algunos de sus compañeros que ya brillan en el cielo, seguro que ya están jugando y libres de ataduras.



Tenía 9 años y prácticamente desde que nació recibía cuidados paliativos, en nuestro colegio y escolarizada  en régimen de internado desde los 3 años y excepto un curso escolar que estuvo en otro cole, era nuestra niña mimada y querida por todos.

Como buena adjunta de la supervisora de enfermería, me contaba muchas cosas cuando llegaba yo por las mañanas y no me hacía falta ver el monitor de constantes, el mejor indicador de su estado físico era su sonrisa y sus ojos. (Evidencia científica).


Me ayudaba en algunas tareas administrativas y le encantaba cuando íbamos por los pasillos, entregando documentación, hasta que ya por fin llegábamos al aula, le contábamos a su tutora cómo había pasado la noche y que tenía muchas ganas de trabajar.

Nos tenía identificados a todos, nos buscaba con su mirada para que le hiciéramos caso, no le hacía mucha gracia que nos dirigiéramos a otros compañeros suyos, porque ella era la superestrella  y reclamaba su atención.

Su sonrisa se ampliaba con los chicos del departamento y con los que aparecían por allí, sobre todo si tenían barba y a veces teníamos que parar de hacer diversas actividades como bailar y cantar porque las carcajadas, que le servían de fisioterapia respiratoria, en ocasiones le producían mucha tos, nos calmábamos todos y seguíamos en otro rato posterior.

Tenía sus muñecos preferidos, su Lila , el hipopótamo y últimamente una especie de tortuga que iluminaba todo de estrellas de distintos colores, con música relajante.

Y montones de coleteros y pegatinas, porque iba siempre como un pincel, con peinados muy elaborados de una de las TCAE del colegio.






Y llegados a este punto y como me corresponde, quiero felicitar públicamente a todas los componentes del Departamento de Enfermería del Colegio, a todos los turnos, por sus cuidados intensos y específicos desde un inmenso cariño.



Iba a clase cuando podía, evidentemente en estos últimos meses algo menos, y cuando no iba se pasaban por allí muchas visitas, sus tutoras, técnicos.. y sobre todo, cuando llegaba Antonia con su delantal de faralaes y arrancaba con una sevillana.



Recibía fisioterapia respiratoria diaria y sus fisioterapeutas se adaptaban a los distintos momentos del día y las necesidades de Tati.

Cuando volvía de clase, nos contaba lo que habían hecho y venía feliz, porque nosotros sabemos que disfrutó mucho aunque no era nada fiestera ni de aglomeraciones, prefería exclusividad, aún así participaba en todas las fiestas escolares con los disfraces oportunos cuando tocaba.





Cierto es que cuando la veíamos luchar porque no se encontraba bien, nos encogía el corazón, porque fue otra gran campeona  que requería muchos cuidados enfermeros especializados, que respirábamos mejor cuando se superaban algunos momentos muy difíciles y que como todos nuestros alumnos, nos ha dado otra de esas grandes lecciones de vida que no están escritas en los libros.



Y llega el apartado de su familia, su madre y sus hermanas, que los fines de semana y vacaciones y con el apoyo de la Unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos la cuidaban y querían mucho, ¡cuánta gente te quiere  pequeña adjunta!

Ayer pudimos ir algunos de los que nos habíamos quedado en Madrid, es un puente lectivo largo, a dar un abrazo a tu mami y una de tus hermanas, estabas preciosa y trasmitías tanta paz….

Querida familia: vuestro profundo dolor lo compartimos con vosotras, sabemos que estáis muy arropadas por muchos familiares y amigos, desde el CPEE María Soriano, su otra casa, nos sentimos muy tristes y solo cuando miramos al cielo en las noches más estrelladas, vemos todos esos luceros que brillan y nos siguen acompañando en este pasar por la vida.

Nuestro más sentido pésame y todo el cariño y amor hacía vosotras.

Ayer cogimos un madroño que se llamará Aitana y lo plantaremos en el camino de las flores del colegio, siempre estará con nosotros.




Quedan muchas cosas en el tintero y sobre todo en el corazón, que hoy late distinto, que produce muchas emociones, gracias querida niña por habernos dado tanto, te queremos.



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