jueves, 27 de diciembre de 2018

ESCÚCHAME



Y me escuché.

Lo que viene a ser, mirarse uno mismo y aplicarse un DAFO (análisis) de vida.

Ya se sabe, toca el de fin de año, desde una cierta calma y atendiendo a determinados síntomas de alarma que perjudican seriamente la salud, al menos la mental y de ella derivan muchas patologías físicas, léase contracturas musculares y otras según el punto débil de cada humano.

Reconocer las fortalezas parece fácil, pero tiene su aquel, lo que puede ser muy positivo para uno mismo choca en ocasiones con muros muy altos, pero vaya que ahí están (las fortalezas y lo muros) y se siguen afianzando, aunque alguna vez nos demos algún golpe con la pared.

¿Y qué me dices de las debilidades?

En ocasiones, no las percibimos y son las  personas que te quieren bien, solo a estas se les hace caso, las que te hacen ver que así no puedes seguir.

Y duele bucear por tus rincones emocionales, sentir  impactos y alteraciones, en algunos momentos y a cierta edad y recorrido de vida dan ganas de tirar muchas cosas por la borda, sé que algunos se alegrarían, al final creo que consiste en saber decir NO, simplemente NO, GRACIAS.

La vida no deja de ser una negociación con uno mismo y con los demás, aportas y recibes se supone que en equilibrio, mal vamos cuando la balanza pesa más en uno de los lados.

Y miro la lista de tareas que tengo aquí al lado, podía aprovechar las vacaciones para intentar ponerme al día, pero también sé que voy como casi todos los que nos implicamos en muchas cosas, como siempre, algo adelantada por lo que pueda surgir, pero desconectando por pauta mía y mis circunstancias.

Pues ya está, año nuevo, propósitos a  mejorar y aprender a decir NO y siempre agradecer cada día que me levanto con ganas de vivir,  que no coincide y lo siento, con determinados procedimientos establecidos y que acato, al menos mientras me llegue la jubilación y como me diría mi madre: hija , no te disgustes tanto.

“No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo.”

Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés.







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