Hasta siempre querido alumno (A) y pintor de
ojos azules.
Seguro que ya estás en el cielo con otros
muchos alumnos y alumnas del CPEE María
Soriano.
Los niños y jóvenes no solo mueren de cáncer,
por desgracia y no me atrevo a utilizar datos estadísticos que desconozco y no
son relevantes ahora, también fallecen por otras muchas enfermedades raras
(poco frecuentes) y complicaciones asociadas a otras enfermedades neurológicas
en la infancia.
Hace apenas unas horas he abrazado a otra
madre valiente, coraje y desesperada y a un hermano de nuestro alumno, joven,
con mucho dolor.
Y le he dado besos a A. “de abuela” como
siempre y le he dicho una cosa al oído
que queda entre nosotros y que él trasmitirá
en el cielo.
El viernes, cuando fui con la trabajadora
social del colegio, nos contestaba e incluso esbozaba sonrisas ante las
chorradillas varias que le decíamos, las mismas que en el colegio y a su nivel,
porque ya era su último curso en el cole, es de los mayores.
Le gustaban las chicas guapas, no se perdía ni
una que pasaba cerca y los temas que a la mayoría de chavales de su edad, se
comunicaba con la tablet y con su mirada, gestos, yo le entendía con mirarle y
él a mi lo mismo, nos hablábamos con el corazón.
Nos hemos abrazado mucho, hemos compartido
cosas que se quedarán para nosotros, hoy deja mucha tristeza y dolor en muchos
corazones.
Y otra estrella más, en este caso un gran
lucero por su tamaño, brillará todas las noches y nos acompañará.
Con estos escritos intento cerrar una parte
del duelo que puedo empezar cuando llego a casa y lo puedo hacer entre
lágrimas, en el cole no se puede llorar porque otros muchos alumnos nos
necesitan como siempre, lo que también sé, es que esta tarde no estoy para nada
y para nadie, voy a buscar algunas fotos que tengo para dárselas a su familia,
a la que mañana espero volver a ver.
Cuando pueda y hable con sus padres, escribiré
muchas anécdotas y de ese cariño mutuo, porque sinceramente hoy me produce demasiado
dolor.
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