martes, 10 de julio de 2018

AUTOREGALO POR SUPERAR EL CURSO ESCOLAR




Me he regalado esta bicicleta por superar con éxito los 38 años consecutivos de cursos escolares, el triunfo es “resistir” como Enfermera Escolar y no morir en el intento.




La historia de las bicis en mi vida es  intensa.

Aprendí a montar en la bici de otros niños, en mi infancia era un artículo de lujo sobre todo en familias como la mía con 5 hijos vivos que tuvieron mis padres.

La primera la conseguí a los 15 años tras aprobar 5º de bachillerato, BH verde sencilla comprada cerca de casa, en la calle Segovia debajo del Viaducto de Madrid.

Aunque la disfrutamos creo que todos los hermanos, la que la acaparaba era yo por los campos de ahora una zona urbana, entonces terrenos campestres ( Tres Cantos -Valdelatas – El Goloso) y la que se encargaba de arreglar los pinchazos a mano con esos parches, pegamento y útiles necesarios una vez descubierto el pinchazo en un cubo con agua.

Y vaya que la disfruté junto a mi pandilla de verano de la juventud.

Actualmente desconozco su destino, creo que pasó por otros miembros de la familia.

La segunda, ya estaba trabajando y digamos que me “la regalaron comprando una buena enciclopedia”, no existían entonces los ordenadores y menos internet.

Esta ya tenía marchas, que nunca llego a enterarme cuando hay que poner una u otra, pero hice por el Valle de Iruelas muchos kilómetros, cuestas  incluidas. Ya está dando problemas, la he llevado dos veces a poner a punto y como que no le pillan el mismo.

Y la que veis en la foto, creo que es la tercera, es una bicicleta de paseo también verde como la primera, parece ser que  es de tipo vintage para hacer juego conmigo y ya le tenía echado el ojo hace años, hoy está en casa y la disfrutaré, es de las pocas ventajas que encuentro de vivir a las afueras de Madrid, que hay mucho campo alrededor de casa. Mi Madrid de los Austrias lo añoro y espero volver algún día.

Y tiene una cesta, ¡me encanta!, para llevar el libro, un cuaderno y el móvil por si me la pego básicamente, pero protegeré mi cabeza con ese casco también verde, color de la esperanza que intento mantener en muchos proyectos y situaciones de vida. El cuaderno lo llevo porque vienen ideas y hay que apuntarlas jejej.


Casco verde

Pedalearé por zonas no urbanas de momento y en cada pedaleo seguiré soñando  con un mundo mejor y cómo puedo colaborar desde mi pequeña parcela a conseguirlo. Fantasías y utopías  de días de verano, pero como decía Eduardo Galeano:

 “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá.

Entones, ¿para qué sirve la UTOPÍA?

Para eso sirve para AVANZAR

Las bicicletas no solo son para el verano, aunque desde la tranquilidad que ya voy consiguiendo y la desaceleración laboral y profesional, es más gratificante pasear en mi bici nueva, una verdadera chulada.





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