martes, 22 de noviembre de 2016

SANIDAD - FICCIÓN



Y le obligaron a parar, un dolor agudo en alguna parte del cuerpo.


El dolor, ya de por sí  incapacitante, a veces cuesta controlarlo y para ello hay que tomar distintos medicamentos, relajantes y calmantes, que bajan la intensidad del mismo y dejan a la persona en un estado semiactivo y semipensante.


Y los que rodean al doliente, todos lo hacen/mos, con afán de asesorar desde el cariño, empiezan a emitir opiniones: “es que tienes mucho encima”, “aprovecha y relájate”, “descansa”, “pero todavía estás así?”….

Y no se puede descansar por el dolor, el ánimo empieza  a fluctuar y entre sueño y sueño, demasiado sueño, se piensa  y ¡qué malo es pensar o tener tiempo de mirarte por dentro!.



Y el espejo,  porque tiene tiempo de mirarse al espejo, refleja una imagen  y  tiene que abrir más los ojos para reconocerse.


Busca esa alegría que cree estar perdiendo, esa razón para continuar y esas ilusiones que se han debilitado con la somnolencia.


Y empieza a ver que la sanidad pública ya no es lo que era (no nos descubre nada nuevo), que pasan los días y ya semanas y los protocolos (¿?) permiten no saber la causa del daño, total está controlado, ya no es alarmante, pues a esperar.

Reflexiona: y si habla con…...igual le adelantan y sale de la incertidumbre y ya le dicen que es esa condensación ósea, probablemente sean  signos de una edad avanzada y demasiados esfuerzos físicos realizados durante una larga vida laboral.


Y como tiene más tiempo para escuchar las noticias, no le gusta nada, pero nada, el mundo, el planeta conocido como Tierra, y hasta piensa que o se para o se baja  (Mafalda, siempre Mafalda). 

Prefiere ver solo ya series de asesinatos sin resolver, cómo descubren al asesino aunque hayan pasado 30 años y qué aparatos tan supermodernos que descubren restos orgánicos de una partícula de los que sea.


Y al final decide, que es una ciudadana más, que no va a recurrir a buscar conocidos sanitarios, que va a sufrir el proceso que padecen muchos otros y con enfermedades incluso más graves, manteniéndose a la expectativa, total nadie es imprescindible en ninguna faceta de la vida y ya le han descontado gran parte del sueldo, gracias a la normativa que se aplica a todos por igual, salvo que hagas la farsa habitual de algunos , porque quién hizo la Ley , dicen que también hizo la trampa.


Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.