viernes, 17 de agosto de 2012

LEE Y SI PUEDES ESCRIBE


SOBRE LA DEMENCIA (1)

No te vayas, estoy haciendo una comedia?,  melodrama le diría yo.

Esta tarde toca llorar porque piensa que me voy a ir y la he echado unas gotas para unos tapones que tiene en el oido, me promete que se deja echar las gotas, pero que no me vaya.

Me voy a dar un paseo y vuelvo.

Acaba de confundir al cura  con el médico, ya sé que cada uno se ocupa o intenta salvar sus negociados, así que ha sido una mezcla de “confeconsulta”, lo he escuchado todo porque si normalmente oye poco, desde ayer se podría decir literalmente que como una tapia y  tenía mucha curiosidad por saber los pecados de mi madre, para mi una Santa.

Y mientras escuchaba el diálogo entre ella y el  del franciscano, que  parecía un sainete,  me han sorprendido las tablas del confesor y las pocas palabras fuera de las establecidas en el protocolo eucarístico breve de dar la comunión en el domicilio, han sido buenas, tranquilizadoras, aunque mi madre no las haya oído y si lo ha hecho ya lo ha olvidado. Pero está serena, su fe a veces tambaleante por la confusión mental importante que tiene debido a un fuerte calmante (ya no lo hay más fuerte), ha salido más reforzada (¿?), creo que si, que está serena, suficiente.

Y su médico estuvo hace dos días, mi madre es de las afortunadas que tiene el mismo galeno y enfermera desde hace años, por tanto se conocen de maravilla y también abordó temas con ella temas espirituales, que son los que la preocupan actualmente, temores ante lo que se acerca y que creyentes o no, nos interrogamos y según crecemos más y si las alucinaciones o alteraciones cognitivas aparecen como es el caso, imagino por lo que veo, que ese miedo se convierte en pánico incontrolable y no hay ni médico ni cura que lo apañe.

Saber sobre la demencia en los libros es importante, mucho, pero vivirla y en un ser querido es único, desesperante en ocasiones y un cajón lleno de sorpresas constantes.

En estos días he oído tantas veces mi nombre que incluso cuando no me llama yo la oigo, he escuchado tantas cosas, que gracias a los libros sé que no las siente y también he recibido muchos abrazos y besos y peticiones de perdón, cuando esa nube demencial despeja su lúcida cabeza, hasta hace muy pocos meses.

Los ratos tranquilos también echamos alguna risa, dice que soy la hija más alegre, puede ser, en todo caso la que más hace el pasayo y a cada hijo nos tiene puesta una etiqueta. Otro día más que ahora si he oído alto y claro: Nati!!


2 comentarios:

Anónimo dijo...

He pensado, ¿cómo sería vivir en una mente demenciada?, podría ser como soñar vivencias distintas sin conexión con el tiempo ni con el espacio. Vividas como reales mientras se manifiestan, desplazadas y olvidadas por la experiencia siguiente. Un sueño REM constante sin anclajes al mundo de los otros de aquellos que sólo sueñan por la noche o de forma voluntaria y con los ojos abiertos.
Vivir soñando de forma ininterrumpida, inconexa, hora disfrutando hora sufriendo y de pronto un destello, un respiro cruel y la duda ¿cuándo acabará esto?

-¡Qué alegría papá, nos vamos al río! ¡me encanta ir al río! ¿y madre, porqué tarda?, ¡un momento! ¿y usted quién es?, ¿qué ocurre, porqué estoy en la cama?
-Madre, tranquila¿qué pasa?
-¡Ay Nati, hija menos mal! ¡ayúdamé que va a salir el carro y me quiero ir al río!
-Madre, estamos en casa ¿quiere ver unas fotos, la tele, quiere verme bailar una sevillana?
-Hija, Nati, qué payasa eres. ¿No ves que estoy en la cama? ¡anda calla, calla y déjame que descanse.

Macu

Natividad López Langa dijo...

Querida Macu, lo que la literatura pierde cuando no escribes..

REM, RAM, y mucho RUM RUM

ROM ROM para los gatos y RIM RIM que llaman al teléfono.